martes, 21 de octubre de 2008

Otro Grande, D.Josè Mª Rubio Rubio

Te lo dedico a tì, Blanco, tambièn por tu esfuerzo y por tu sentir Zurraqueño.
ORACIÒN FINAL (Pregòn de 1991)
Viernes Santo, amanecía,
te estaba mirando el agua
y el agua no lo entendía:
de verte llorar, lloraba,
de verte reir, reía.
Dicen que no tiene nombre
el corazón. Es mentira,
porque Triana se llama
el corazón de Sevilla.
El latido de su alma,
el pulso de su alegría
que salta de puente a puente
sin un río que lo divida.
Yo lo he visto el Jueves Santo
navegando mar arriba
por marismas de pureza
hasta la playa tranquila
del corazón de su Madre,
esperando noche y día
esos ojos milagrosos
que hacen llorar de alegría.

Dicen que no tiene nombre
el corazón. Es mentira.
Yo lo vi de madrugada
llorar a lágrima viva
sin saber a ciencia cierta
si lloraba o si reía,
al ver llegar su Esperanza
entre plemares de brisa
por el mar del Altozano
con su amor a la deriva,
Capitana de los sueños
de los que nunca la olvidan,
esa Triana de siempre,
esa Triana dormida
que a un lado y otro del puente
es el alma de Sevilla;
el alma que nunca muera
que aunque digan lo que digan
mientras viva su Esperanza
Triana siempre estará viva
Dicen que no tiene nombre
el corazón. Es mentira,
porque Triana se llama
el corazón de Sevilla.
Y yo lo he visto en el puente,
con la noche ya vencida,
esperando a su Esperanza,
su amor, su fe, su armonía,
velero de su nostalgia,
ancla de plata encendida,
eternidad de Triana
que aunque digan lo que digan
mientras viva su Esperanza,
Triana siempre estará viva.
Triana espera en sus ojos,
y en su divina sonrisa,
y en su ternura morena,
y en el sol de sus mejillas,
y en sus lágrimas de madre,
y en la Esperanza infinita
del pañuelo que consuela
el dolor de quien la mira.
Y en su corona de Reina,
y en la toca entretejida
que con blancura de encajes
pone cerco a su sonrisa.
Triana vive entre las flores,
y entre la cera encendida,
y en los faldones bordados,
y en los varales que riman
con el aire que la mece
como una vela extendida,
y en los costeros del sueño,
paso a paso a la deriva.
¡Vamos con ella, valientes!
¡Triana al cielo, siempre arriba!
¿Dicen que no tiene nombre
el corazón? Es mentira,
porque se llama Triana
el corazón de Sevilla.

1 comentario:

Fernando Blanco dijo...

Agradecer a Juan la dedicatoria de esos versos, que los que me conocen, saben me han acompañado siempre, desde que para mí, el mejor pregonero de la historia los dijera desde el atril del Lope de Vega el 17 de marzo de 1991.

VIVA EL COLEGIO!